jueves, 26 de febrero de 2009

Dinamica de ecosistemas (Mar Mediterraneo)

El Mediterráneo es un mar interior del Atlántico oriental, comprendido entre Europa meridional, Asia occidental y África del norte. Con aproximadamente 2,5 millones de km² y 3.860 km de longitud, es el mar interior más grande del mundo.[1] Sus aguas, que bañan las tres penínsulas del sur de Europa (Ibérica, Itálica, Balcánica) y una de Asia (Anatolia), comunican con el océano Atlántico (a través del Estrecho de Gibraltar), con el mar Negro (por los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos), y con el mar Rojo (por el canal de Suez).[2] Es el mar con las tasas más elevadas de hidrocarburos y contaminación del mundo.[3]
La etimología de este mar procede del latín Mar Medi Terraneum, cuyo significado es "mar en el medio de las tierras". La mayoría de los habitantes de sus costas han usado una denominación derivada de la latina. En idioma griego se llama Mesogeios Thalassa (Μεσόγειος Θάλασσα) con el mismo significado que el nombre latino, en árabe se llama Al-Bahr al-Mutawāsit البحر المتواسط ("mar intermedio"), y en turco Ak Deniz ("mar blanco", por oposición al mar Negro, pues los turcos llaman "blanco" al Sur y "negro" al Norte). El nombre turco también se utiliza a veces en árabe: Al-Bahr al-Abyad البحر الأبيض.[4] Para los egipcios era "el Gran Verde".



El mar Mediterráneo se encuentra localizado en las zonas templada y subtropical. Está rodeado por tierras continentales de amplia extensión, dotándolo de una climatología propia caracterizada por veranos cálidos y secos, inviernos moderados y un periodo que concentra buena parte de las lluvias durante la primavera.[5] La urbanización costera, típica en las zonas mediterráneas, acomoda a un buen número de habitantes permanentes, amén de cierto número de población temporal, especialmente estival. Las zonas más septentrionales, muy industrializadas, contrastan con las más meridionales, esencialmente agrícolas.[6]
El mar Mediterráneo posee una extensión de 3,5 x 106 km2, lo cual representa aproximadamente el 1% de la superficie oceánica mundial, con una profundidad media de 1,5 km. Su zona más profunda, en Matapan, posee 5.121 m bajo el nivel del mar. Su longitud costera es de 46.000 km, de los cuales el 40% pertenece a islas.[5]
Comunica con el Océano Atlántico mediante el Estrecho de Gibraltar, un paso de 12,8 km de longitud y una profundidad de cerca de 300 m; por el noroeste, contacta con el mar Negro mediante el Estrecho de Dardanelos, el mar de Mármara y el estrecho del Bósforo. En el sureste, contacta con el mar Rojo debido a la acción humana, que excavó el canal de Suez, canal que sirve de entrada a especies tropicales del mar Rojo y del Océano Índico.[5]



Limitan con el Mediterráneo:
España, Gibraltar, Francia, Mónaco, Italia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Montenegro, Albania, Grecia y Turquía, por la costa norte.
Líbano, Siria, Israel y la Franja de Gaza por el este.
Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos, por el sur.
Malta y Chipre como islas que conforman estados independientes



El mar Mediterráneo está subdividido en pequeños mares, cada uno con su propia designación (de oeste al este):
El mar de Alborán entre España y Marruecos.
El mar Menor al sureste de España, entre Cartagena y San Pedro del Pinatar.
El mar Balear entre la costa este de la península Ibérica y las Islas Baleares.
El mar de Cerdeña entre la costa oueste de Cerdeña y las islas Baleares.
El mar de Liguria entre Córcega y Liguria (Italia)
El mar Tirreno entre la costa est de Cerdeña, la península Itálica y la costa norte de Sicilia.
El mar Adriático entre la península Itálica y las costas de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Montenegro.
El mar Jónico entre la península Itálica, Grecia y Albania.
El mar Egeo entre Grecia y Turquía.
El mar de Libia entre los golfos de Sidra y Gabés, en Tunicia.
El mar de Cilia entre Turquía y Chipre.
El canal de Cerdeña que separa la costa sur de Cerdeña de la costa norte de Tunicia.
El canal de Sicilia que separa la costa oeste de Sicilia de la costa este de Tunicia.



La región mediterránea está caracterizada por un alto grado de endemismo que han ocasionado que se la considere como uno de los lugares de mayor concentración de biodiversidad en el ámbito mundial.[9] Dicha peculiaridad se explica de diversas formas: al bajo impacto de la última glaciación en la zona, que produjo que actuara como reserva; la presencia de macizos montañosos importantes (por ejemplo, el Atlas, la cordillera del Taurus al sur, las zonas de Gúdar, Javalambre, Levante…), que dota de diversidad estructural al bitopo; y también a la larga historia de los diversos usos de la tierra por parte de la población local que ha creado y mantenido una amplia gama de hábitats.[9]



El mar Mediterráneo se formó a partir del primitivo mar de Tethys, de mucha más extensión que el Mediterráneo, y fue disminuyendo a medida que la placa Africana se aproximaba a la Euroasiática.[10] Hace unos 60 millones de años, comienzos del Terciario, el mar de Tethys, antecesor del Mediterráneo, inundaba gran parte del norte de África y Europa, que en aquel entonces no era más que un archipiélago de islas.[11]
Durante el Terciario, el mar de Tethys se fue estrechando por el este hasta que se formó una gran cuenca marina casi separada del océano abierto. Esta cuenca abarcaba en una misma masa de agua al Mediterráneo, al mar Negro y al mar Caspio. Pero por occidente el Mare Nostrum seguía conectado a mar abierto a través de superficies hoy en día emergidas del sur de la Península Ibérica y el norte de Marruecos.[11]
Hace uno 6 ó 5 millones de años, el Mediterráneo sufrió continuas desecaciones debido a una inestable conexión con el océano Atlántico. Este fenómeno tuvo una fuerte repercusión sobre la salinidad del agua marina.[11]
En un futuro (unos 5 millones de años) el Estrecho de Gibraltar se cerrará y el Mediterráneo quedará reducido a unos pocos lagos hipersalinos. Se sabe por los depósitos salinos del fondo del mar que esto ya sucedió hace unos pocos millones de años. Entonces la diferencia de nivel entre el Atlántico y el Mediterráneo provocó la rotura del dique de roca que se había formado en el Estrecho. Lo que había tardado cientos de años en secarse se llenó en 40 años a través de una enorme cascada.
Si el Estrecho de Gibraltar se cerrara, el Mediterráneo se secaría porque éste es un mar en el que se evapora más agua de la que entra por los ríos, provocando una salinidad más elevada que en el Atlantico, oceéano del cual recibe el agua que pierde debido a la evaporación. Las temperaturas en los lugares cercanos al Mediterráneo son agradables, ya que en verano sus costas son más frescas y en invierno mantienen las temperaturas algo más elevadas que en el interior del continente.



Las propiedades del mar Mediterráneo son afectadas por su situación de mar casi interior. Así, las mareas son leves como resultado de la estrecha conexión con el Océano Atlántico. El mediterráneo se caracteriza por su tono azulado, y es inmediatamente reconocido por este color particular, especialmente en las áreas cercanas a las islas Griegas y Croatas.
La evaporación excede en grandes cantidades a las precipitaciones y las afluencias de ríos hacia el Mediterráneo, un factor que es central para la circulación del agua en la cuenca.[12] La evaporación es especialmente alta en la mitad este de la zona, causando que el nivel del agua descienda y la salinidad se incremente hacia el este.[13] Este gradiente de presión mantiene una baja salinidad proveniente desde el Atlántico hasta la cuenca, el cual se entibia y se vuelve más salado a medida que viaja hacia el este y baja en la región de Levante, circulando luego hacia el oeste y dirigiéndose hasta el Estrecho de Gibraltar.[14] De esta manera, la corriente marina fluye desde el este bañando la superficie del estrecho y luego hacia el oeste por la parte baja. Una vez en mar abierto, esta "agua intermedia" puede persistir por miles de kilómetros alejada de su fuente principal

Desde un punto de vista biogeográfico, los territorios con clima mediterráneo ocupan no sólo la cuenca del Mediterráneo, la Región Mediterránea propiamente dicha, pero incluye también a las costas de Libia y Egipto, que pertenecen a la Región Saharo-Arábiga. El clima mediterráneo se adentra hacia Afganistán, Cáucaso y centro de Asia (donde Armenia y territorios de Taskent lo poseen, Región Irano-Turaniana).[16]
La Región Mediterránea posee característicamente un dosel arbóreo boscoso esclerófilo siempre verde, con especies del género Quercus del subgénero Sclerophyllodrys, especialmente Q. ilex, la encina, aunque también posee mucha representación la carrasca, Q, rotundifolia. En otros casos aparecen el alcornoque, Q. suber, dependiente de mayor homogeneidad en el ŕegimen pluvial, y , en el mediterráneo oriental, los vicariantes Q. trojana y Q. macrolepis. En cuanto a vegetación arbustiva, abunda la coscoja (Q. coccifera). Dentro de este contexto ecológico de bosque de carrasca y encina, aparece una rica flora arbustiva de madroños (Arbutus unedo), Viburnum tinus, Laurus nobilis, Pistacia lentiscus, Rhamnus alaternus, etc. Como lianas, Rubia peregrina, Lonicera sp. pl, Smilax aspera y otras, dependiendo de la humedad del ecosistema. En las áreas del sudeste peninsular aparecen especies más cercanas a la vegetación norteafricana, como Ziziphyus lotus, Periploca angustifolia o Maitenus senegalensis. Cuando el clima es más mesofítico y la aridez del verano es menor, surgen estructuras boscosas con predomino de robledales, formados por árboles marcescentes del género Quercus como Q. pyrenaica o Q. faginea.[16]
Los pinos mediterráneos, generalmente asociados a las especies Pinus halepensis y P. brutia, también comprenden a P. pinaster, en sustratos pobres en bases, y P. pinea, en arenosos. En el piso supramediterráneo aparece P. nigra, sobre sustratos ricos en bases, y en el oromediterráneo, P. sylvestris. El género Juniperus, de enebros y sabinares, posee también una buena representación, con J. oxycedrus como especie más común, si bien también son frecuentes J. macrocarpa, J. phoenicea y otros.






La diversidad faunística del entorno mediterráneo es enorme, comparable a la de las plantas. Analizando la riqueza de especies para algunos taxones, obtenemos que: de las 62 especies de anfibios que hay en el Mediterráneo, 35 son endémicas, al igual que las 111 de las 179 especies de reptiles; de las 184 especies de mamíferos registradas, el 25 % son endémicas y 52 especies están amenazadas (sin contar los mamíferos marinos); y que el 28 % de las especies marinas halladas en el Mediterráneo son endémicas.[9] En cuanto a las aves, el Mediterráneo es un mar de especial diversidad puesto que se halla en la ruta migratoria de multitud de especies. Se estima que unos 2.000 millones de aves migratorias de 150 especies distintas se detienen en sus humedales durante su trayecto o se establecen allí en algún periodo corto del año.
El Mediterráneo se enfrenta a varios problemas derivados de la mano del hombre: la sobrepesca, las técnicas de pesca destructivas, el exceso de urbanismo en la franja litoral, la contaminación y el calentamiento global.[17] La sobrepesca actúal es más del doble que hace 50 años aunque gracias a los esfuerzos ha bajado hasta la cifra actual de millón y medio de toneladas todavía demasiado alta para lo que este mar puede soportar. La contaminación que produce la mala depuración de vertidos a los ríos provocan en este mar semicerrado es una grave amenaza ya que el mediterráneo es muy sensible a esta. El turismo mediterráneo suele acudir a zonas insuficientemente preparadas para aguantarlo y los vertidos no son tratados, además las obras erosionan las costas. También este acude a zonas de riqueza ecológica destruyendo el hábitat de especies en peligro (como focas y tortugas).
Por otra parte el cambio climático afecta aumentando la salinidad del mar y su temperatura. Según Vargas Yánez y colaboradores,[18] que han analizado datos desde 1948, el aumento medio de la temperatura superficial entre 1948 y 2005 del mar oscila entre 0,12 ºC y 0,5 ºC a lo largo del litoral mediterráneo; en profundidades intermedias (200 m a 600 m) la temperatura aumentó desde 1948 hasta 2000 entre 0,05 ºC y 0,2 ºC, y la salinidad se incrementó entre 0,03 y 0,09. En las capas profundas (1000 m a 2000 m) el aumento de temperatura osciló entre 0,03 ºC y 0,1 ºC y el de salinidad entre 0,05 y 0,06. El aumento de temperatura de las capas intermedias y profundas puede parecer pequeño, pero hay que tener en cuenta el alto calor específico del mar, por lo que incrementos pequeños de temperatura requieren que el mar absorba enormes cantidades de calor. El aumento de salinidad refleja la disminución de las precipitaciones en el Mediterráneo, así como la disminución del aporte de los ríos debido a las obras hidráulicas llevadas a cabo en sus cauces. Desde mediados de los 90, se ha observado un acusado aumento del nivel del mar de entre 2,5 mm/año y 10 mm/año, causado en parte por el aumento de la temperatura y en parte por el incremento del volumen de agua producido por el deshielo de los casquetes polares; este aumento inundará marismas e inutilizará la infraestructura turística, como la del mar Menor murciano cuyos precios inmobiliarios se derrumbaron en 2007 al saber que desaparecería en varias décadas
Otras amenazas significativas son la desaparición de las praderas submarinas de Posidonia, una fanerógama marina que fundamenta gran parte de la diversidad biológica mediterránea y las plagas de medusas lo que destruye el frágil ecosistema

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